Si Hermes Binner resulta electo gobernador en la jornada de hoy, no sólo habrá terminado con un cuarto de siglo de administraciones peronistas en Santa Fe, sino que se transformará en el primer mandatario provincial de extracción socialista de la historia argentina. Para ello, el ex intendente rosarino deberá imponerse sobre Rafael Bielsa, que en el tramo final de la campaña se mostró optimista a la hora de remontar un resultado que la mayor¡a de las encuestas pronosticaron como irreversible. Se renovará además la totalidad de las bancas de ambas cámaras, se elegirán intendentes municipales, presidentes de comuna y concejales. Son 2,3 millones los santafesinos en condiciones de sufragar, y si bien se trata de la primera elección sin Ley de Lemas en más de 15 años –lo cual reduce sustancialmente el número de boletas– desde el tribunal electoral se advirtió que “el escrutinio será más lento y recién habrá tendencias entrada la madrugada del lunes”.

Hasta 48 horas antes del cierre de campaña no se había publicado ni una sola encuesta que pronosticara otra cosa que no fuera la victoria del socialismo. Pero el miércoles, tras la visita presidencial –tachada de violatoria de la ley electoral– Julio Aurelio difundió un sondeo en el que le asignaba la victoria al ex canciller en un escenario de “empate técnico”. Con esos números en la mano, el Presidente se “ocupó” de Binner, al que llamó “Hermes”, y le advirtió que “no vine a Santa Fe a dar vuelta ninguna encuesta”. Más allá de esa consideración, en la Casa Rosada hay números contradictorios en torno de los comicios de hoy. Si bien la plana mayor de kirchnerismo llegó a la provincia a participar de diferentes actos, la actitud frente a Binner distó mucho de lo que ha sido el trato a otros adversarios políticos, y no únicamente por lo que decían las encuestas. En todo momento el diputado socialista ha sido prudente en sus dichos, toda vez que se le pidió opinión sobre el Gobierno y el presidente Néstor Kirchner, y si bien su partido orgánicamente ha “fichado” con Elisa Carrió, los recientes coqueteos del ARI con López Murphy y la movida del socialismo porteño y de Buenos Aires harán que Binner replantee su posición, sobre todo después de los comicios del día de hoy.

En el Frente para la Victoria, en tanto, la cosa fue “in crescendo”. Después de las primarias en las que Rafael Bielsa superó a Agustín Ro-ssi, el aparato del PJ se puso en movimiento y ciertamente los números de aquel comicio motivaron a la militancia. Hasta Carlos Reutemann –que cuando no es candidato prefiere quedarse en su campo– acompañó a Bielsa cada vez que la delegación K aterrizó en la provincia, aunque llamó la atención su ausencia precisamente en el acto de cierre en Villa Gobernador Gálvez.

Las claves de los comicios estarán dadas en la performance del socialismo en Rosario –ciudad que gobierna desde hace 15 años–, donde el Intendente Miguel Lifschitz va por su reelección y enfrentará al ex intendente Héctor Cavallero, un viejo socialista que en los ’90 mutó al menemismo.

Para el PJ las chances se cifran en poder descontar esa diferencia de Rosario en el interior provincial, donde el PJ gobierna la mayoría de la comunas y municipios. En este esquema reviste especial interés la elección en la ciudad capital, tradicionalmente dominada por el PJ, pero que esta vez ofrece un tercero en discordia, Oscar “Cachi” Martínez. Se trata de un peronista disidente que no lleva boleta a gobernador y que en las primarias de julio fue el más votado, logrando sortear la polarización planteada entre los candidatos a la Casa Gris.

Para el gobernador Obeid, que pronostica una victoria de su partido, “va a ser una elección muy pareja”. Los socialistas creen que “tenemos una ventaja amplia”. De lo que resulte podrá ser que en la Argentina haya por primera vez un gobernador socialista.