EL PAíS › NINA PELOZO, MILITANTE DEL MIJD

“Millones me dijeron ‘si vas vos a hacerte las lolas también voy yo’”

Combina la política y las críticas durísimas al Gobierno –“peor que la dictadura”– con un lado de farándula llamativo pero que ella explica sin alterarse. El tema de las lolas y el de las cloacas. Sus estudios, su candidatura y su voluntad de ser “un ejemplo”.

 Por Nora Veiras

El auto parece navegar por aguas turbulentas. Un perro flaco cruza la calle de tierra. Casas y veredas hechas de a retazos, enhebradas en manchones de cemento, rodean la sede del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados. En la planta baja empieza temprano el ajetreo para prepararles la comida a unas cuarenta personas. Escaleras arriba, sobre el contrapiso de cemento, se desparraman sillas de caño y cuerina y un modular lleno de mates y pequeños recuerdos. Sobre la mesa, apuntes de Química y un diccionario. A un costado, una bolsa brillante, plateada, contrasta con tanta austeridad: es de Ricky Sarkany. La dueña de casa está dispuesta a combinar ambos mundos: la militancia social y la frivolidad hecha imagen en “Bailando por un sueño”. Nina Pelozo, candidata a gobernadora bonaerense, habla con la misma pasión del derecho a un trabajo digno como del derecho a hacerse las lolas. “Cuando salió lo de las lolas, millones de compañeras vinieron acá a decirme ‘si vos vas, nosotras también’. Y está bien, yo no quiero nada para mí sola. Ya hay un cirujano que me dijo que puedo llevar a unas cinco... diez.”

Esta mujer menuda, de cara lavada, colita y mirada frontal está acostumbrada a batallar. Nació hace 45 años en Corrientes en una familia de quince hijos. En medio del campo llegó hasta tercer año del secundario. A los 16 se mudó a Lomas de Zamora, donde sigue viviendo. Como paso para “liberarse” se casó y tuvo dos hijos. Siempre trabajó y una injusticia le despertó la necesidad de dar pelea. Después de catorce años la despidieron sin justificación, tomó la fábrica y consiguió la indemnización que le correspondía. Encontró en Raúl Castells, por entonces almacenero del barrio, el consejero de su incipiente lucha gremial. Pronto formaron una pareja y empezaron a encabezar protestas piqueteras. En diciembre del año pasado terminó el secundario y ahora está cursando el profesorado de Biología y Ciencias Naturales. “Me levanté a las cuatro de la mañana. Tengo un parcial de Química... Tengo que estudiar todo esto”, dice y muestra un mamotreto de fotocopias.

Del piquete al set

Nina combina la conciencia militante con la atracción por los flashes. Hace ya años sorprendió con fotos audaces en la tapa de la revista Noticias. Una tentación en la que cayó más de una dirigente política con larga trayectoria. Basta recordar a la ingeniera María Julia Alsogaray desnuda, envuelta en pieles. Esa versatilidad la llevó a codearse con el jet set vernáculo y en una fiesta se cruzó con el conductor Marcelo Tinelli. “A ver cuándo me invitás a bailar chamamé”, lo provocó. Poco después sonó su teléfono y le propusieron sumarse al ballet.

–¿Cómo es moverse en mundos tan distintos: este comedor en Villa Albertina, Almorzando con Mirtha Legrand”, “Bailando por un sueño?

–Yo voy donde me llaman. En estos quince años he luchado muchísimo, desde que fundamos la organización con Castells y otros tres compañeros más, he hecho muchas cosas. No es casual. No sólo fui a almorzar con Mirtha Legrand sino que una de las periodistas más prestigiosas del país, Magdalena Ruiz Guiñazú, me hizo notas. Creo que ellas llegaron a la conclusión de decir “esta mujer está en todas, y cómo hace para llegar a todas”, creo que valoraron mi sacrificio, mi esfuerzo de tantas luchas y de tanta coherencia que hemos tenido porque tranquilamente yo a esta altura podría estar, ya te imaginás... Otra que D’Elía, otra que Borocotó, ¿no? No es la idea nuestra ésa. Como vengo del campo y he trabajado desde los 7 años con mis quince hermanos, sé lo que es la necesidad. Yo no puedo hacer cosas para mi bienestar mientras millones como yo, mujeres de barrio, chicos que todavía hoy están trabajando en vez de estudiar, no tengan posibilidades de nada. Yo no podría aceptar de ninguna manera que me digan: “No hagas más nada y tenés un sueldo”. No lo puedo concebir. Mucha gente llegó a entender eso y a reconocerme de tantas luchas. No sólo por lo que hago y digo sino porque vieron que soy mamá, soy ama de casa, soy dirigente nacional, hago actividades sociales, políticas, estudio, ¿qué más puedo hacer? Más ejemplo a la sociedad, a mis hijos, a la gente que me conoce. Si uno quiere, se puede.

–Usted dijo: “Todo vale por la lucha piquetera”. ¿Qué significa “todo vale”?

–Todo vale por la lucha, sacaría esa palabra piquetera. Creo que todo el pueblo somos piqueteros cuando nos tocan el estómago y el bolsillo. Uno tiene que reaccionar y si no reacciona quedará vegetando muerto en un lugar, ¿no? Todo vale siempre y cuando –creo que lo demostramos nosotros y particularmente en este último tiempo en el programa “Bailando por un sueño”– que se pueden hacer cosas significativas sin perder la dignidad y los principios, sin perder el eje de por qué uno hace lo que hace.

–¿No le da miedo que la televisión la devore? Porque la tele parece tener un imán que le hace hacer a la gente cosas que nunca creyó que haría...

–Yo soy consciente de que ésta es una sociedad machista y que la mayoría de las mujeres son machistas, lamentablemente, pero también soy consciente de que los medios de comunicación son trituradores. No es que yo me largo sin analizar, siempre tratamos de hablar, de dialogar, de preguntar: “Mire, nos dijeron esto, ¿qué le parece? ¿Estará bien o mal si participamos? ¿Qué decimos? ¿Cómo hacemos?” Siempre estamos con esa idea de preguntar a la gente de barrio. Miedo no tengo porque primero sé a lo que apunto y mi mensaje siempre va a ser el mismo, nunca se va a desviar, pero después pueden hacer lo que quieran. Ganamos muchísimo con esa participación porque llegamos a los sectores medios.

–Ahora está en otra lucha: por las lolas libres para todas...

–Yo digo que cada uno en su cuerpo, las mujeres particularmente, tenemos que decidir nosotras. Nadie tiene que venir a decirnos qué es lo que tenemos que hacer. Lamentablemente no es para la mayoría, es para un grupo minúsculo porque no está el dinero, pero millones (sic) de mujeres de barrio cuando se enteraron vinieron a la puerta a decirme: “Si vas vos a hacerte las lolas también voy yo”. Otros te dicen que en los hospitales también hay. Sí hay, están los profesionales pero no está el insumo. Yo digo ¿por qué no? Por qué no nos lo podemos hacer las mujeres, que somos las que trabajamos, las que hemos parido y que el cuerpo se te cambia totalmente. ¿Por qué por el hecho de ser pobre tenés que ser abandonado? No es así, todo lo contrario. Si uno se sacrifica y trata de estar bien, es para uno mismo y también para demostrar a la sociedad que la pobreza no tiene nada que ver con el abandono de cada persona,

–¿Es cierto que tres cirujanos le propusieron hacerle las lolas?

–Hay tres o más equipos de médicos que están dispuestos a hacerme la operación gratuitamente. Si bien decido por mi cuerpo, les dije que no era un problema “Yo Nina Pelozo”. El problema es que hay millones de mujeres que se quieren hacer las lolas. Obviamente que a los millones no los voy a llevar pero si hay cinco o seis, ¿también lo pueden hacer? Me dijeron que no había problema.

–¿Lo va a hacer entonces?

–No decidí nada, no es ninguna prioridad. Para mí hay problemas muchísimo más graves, lo que está pasando respecto a los trabajadores, lo que está pasando con los docentes en Santa Cruz y con los trabajadores del Indec, que fueron brutalmente reprimidos. Hace una semana que nuestro compañero Carlos Roldán está preso en Salta por pedir trabajo y es candidato a gobernador. Esas son mis prioridades. Si alguna vez tuviera tiempo, a lo mejor sí, pero no es algo que me levanto y pienso cuándo será.

–Se dijo también que Adrián Suar le había propuesto actuar en una tira y que para esto se iba a hacer las lolas.

–Son propuestas muy por arriba. Yo no descarto las cosas, no puedo decir esto no voy a hacer. Nunca lo decido sola, siempre en comunidad y en sociedad, con la gente, con la organización. Eso quedó ahí, fue una conversación más que nada.

La candidata

“Mi prioridad son las cloacas, los servicios públicos y todo lo que tiene que ver con una mejor calidad de vida, viviendas populares, trabajo. Si un país no tiene al pueblo educado es un país que se hunde. Sabemos también que a los grandes capitalistas y los gobiernos de turno no les conviene que la gente estudie, cuando menos estudio tienen los manejan como quieren. Hay toda una pelea. La gente tiene que tener información, no puede ser que haya nenas de 12 o 13 años que tengan familia porque no hay una educación sexual en la escuela y nadie le da importancia, total son gente que vive en calle de tierra, son gente pobre, que sea como la madre, el padre, que tenga cincuenta hijos y no es así. Eso me preocupa”, repite.

“Cuando nosotros dijimos que este gobierno era peor que la dictadura, millones o cientos de personas se quedaron con la boca abierta diciendo que estábamos locos y hoy vemos que es así. Si uno no se integra al proyecto te salen a perseguir, a encarcelar. Si estamos en democracia por qué yo no puedo pensar diferente y cuestionar la política.”

–¿No le parece demasiado decir “peor que la dictadura”?

–Julio López desapareció y nadie habló más, en plena democracia.

–Ese caso es una aberración, pero no es lo mismo que decir que desde el Estado se está haciendo desaparecer gente.

–El Estado es Kirchner. El hecho concreto es que el hombre está desaparecido y que nadie más habló y que nadie dice nada y quien desde el Estado tiene que decir algo es el Presidente. Para nosotros es así.

–En la dictadura era el propio presidente el que montaba centros clandestinos de detención.

–Yo parto de lo que pasa a diario. Hay una situación complicada, no es que están desapareciendo personas, de hecho se están muriendo personas. En mi propia provincia, Corrientes, ya vendieron a los yanquis la laguna del estero del Iberá y millones de chicos y mujeres están desnutridos. Entonces ¿de qué estamos hablando? Está bien, no es que arman un campo de concentración y empiezan a matar pero esto también es una forma. Si uno sube a un gobierno criticando lo que hicieron los otros, uno qué hace. Los problemas vienen y la inflación crece y no lo pueden parar, ya se les fue de las manos. En los barrios estamos en la misma situación que en la época de Alfonsín y lo que fue el 19 y 20 de diciembre del 2001. No se puede comprar nada, no se puede comer ya. Lamentablemente se está llegando a esa situación en que la gente se vuelva a meter. No es lo que yo quiero, yo quiero vivir en paz, estudiar, participar en las elecciones, no quiero que haya muerte de por medio. Siempre salimos perdiendo los más humildes, ellos toman el avión y se van y te dejan todo el caos.

Nina está inquieta porque tiene que seguir estudiando. No descarta nada. Le cambia la mirada cuando dice que Castells está celoso. “Pero bueno... a los hombres cuando es la mujer de ellos no les gusta pero después ellos miran a otras mujeres. Son unos vivos”, dice y retoma “la gente es muy cholula, yo no he cambiado ni voy a cambiar mi cabeza por participar de un programa”. Posa para las fotos, saluda y se queda en el comedor. Lejos, muy lejos de la impúdica exposición de la tele.

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Imagen: Rafael Yohai
 
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