Domingo, 17 de julio de 2016 | Hoy
EL PAíS › LAS TENSIONES QUE GENERA LA TRANSFERENCIA DE LA FEDERAL A LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
Los macristas porteños se quejan de que el gobierno nacional les regatea los recursos. Dirigentes opositores y especialistas advierten que la Federal se fagocitará a la Metropolitana e impondrá sus viejos vicios.
Por Werner Pertot
Con tensiones internas, el Gobierno avanza en el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad de Buenos Aires. Ya se transfirió la mayor parte del personal y en una comisión conjunta Nación-Ciudad se discute el traspaso del patrimonio. Desde el macrismo porteño se quejan de que la Nación le regatea recursos. El plan es aprobar en la Legislatura una modificación de la Ley de Seguridad Pública y unificar las dos fuerzas en una sola, que se podría llamar Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Desde la oposición y desde las ONG advierten que se va hacia una Federal que se fagocitará a la Metropolitana e impondrá sus viejas prácticas. En la Federal todavía no hubo grandes cambios lo que mantiene las resistencias al mínimo. Pero existen. La mayor prueba de esto fue la renuncia de Román Di Santo a la jefatura de esa fuerza.
El traspaso de la Federal a la Ciudad “con los recursos” fue uno de los motivos de disputa de Mauricio Macri con el kirchnerismo y una de sus promesas de campaña. Se apuró a cumplirla no bien asumió la presidencia y el 19 de enero la Legislatura aprobó el convenio que firmó con el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. El acuerdo implicaba el traspaso de las 54 comisarías y cerca de 20 mil policías.
Concretamente, implicaba transferir la superintendencia de Seguridad Metropolitana, Bomberos, Policía Científica, Tecnologías de la Información y Aviación.
El traspaso vino acompañado con un aumento de la coparticipación porteña, que produjo el primer entredicho entre Macri y los gobernadores por los 17 mil millones de pesos extra que recibió Larreta.
El superintendente de Seguridad Metropolitana, Guillermo Calviño, quedó al frente de esta “Federal porteña” y aspira a conducir la fuerza unificada, al igual que los que están en la cúpula de la Metropolitana, Horacio Giménez y Ricardo Pedace. En el macrismo sostienen que no hay una interna abierta entre estos dos sectores policiales, pero sí que “existen celos”.
El proceso de transferencia tiene plazo de un año. Desde el Ministerio de Seguridad porteño se busca que antes de ese plazo se apruebe una ley que unifique a las dos policías. En la Legislatura, en tanto, en la bancada macrista indican que por ahora ni se empezaron las conversaciones para sancionar esa norma.
La discusión que implicará no es menor, dado que la Ley de Seguridad Pública porteña fue aprobada luego de un arduo debate con la oposición y contiene diversas cláusulas que no son del agrado de la Federal, dado que implican un mayor control civil sobre la fuerza. La discusión de esta nueva ley es una oportunidad inmejorable para borrarlas de un plumazo.
Fuentes del ámbito de la seguridad aseguran que el ministro del área, Martín Ocampo, y su referente dentro del PRO, Daniel “El Tano” Angelici, apuntan a unificar las policías cediendo ante la Federal en los aspectos centrales. Un ejemplo de esto son los adicionales que cobra la Federal y que la Metropolitana tiene prohibidos. Eliminar ese sistema, que implica buena parte del sueldo de los federales, seguramente traería repercusiones. El consenso, de momento, en la Ciudad es dejar los adicionales con algún esquema de compensación en el caso de que se restrinjan.
“Es una de las transformaciones más importantes históricamente. Era una deuda de hace muchos años, de cuando la Ciudad se convirtió en autónoma. Fueron pasando los gobiernos y pasaron muchos años hasta que este se resolvió. Lo que faltaba era decisión política”, afirmó a Página/12 la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien indica que habrá de ahora en más una división de tareas.
“Esto permite dos estadíos de seguridad: la seguridad ciudadana, que la manejan los distritos, y la seguridad compleja, que la maneja el Ministerio de Seguridad nacional. Hasta ahora, el ministerio nuestro era casi un ministerio de la Ciudad de Buenos Aires. Estaba volcado a la ciudad, cuando el Ministerio tiene que dedicarse a todo el país y a especializarse en las complejidades. Con esto, logramos que la Federal se despegue de la Ciudad”, sostuvo Bullrich.
–¿Cuál será el modelo de policía? –preguntó este diario
–El modelo para la Federal en la Ciudad es una típica policía de seguridad ciudadana. Tendrá también sus complejidades, porque tenés violencia de género, ciberdelitos, entre otros. Pero sobre todo tenés una policía de proximidad. También permite ahora que se piense más la policía de la ciudad en términos de los problemas de la ciudad. Por ahí, hay que cambiar modelos, por ahí no hace falta tantas comisarías. Pero eso le corresponde a la ciudad.
Desde el entorno del Ministerio de Seguridad porteño señalaron que se ya está prácticamente terminado el traspaso de personal. Sólo restan una serie de casos de policías que son originarios de diversas provincias y habían sido trasladados a la ciudad (y quieren volver a su lugar de origen). Hasta que se sancione una nueva norma, la Federal mantiene el Hospital Churruca y su sistema de jubilaciones. Hay bastante ansiedad por parte de los policías por los cambios que pueda haber allí y se avecinan conflictos si los cambios son abruptos. Por ejemplo, si se cierran comisarías.
Mientras estudian qué harán con los escalafones (la Metropolitana tiene escalafón único; la Federal, oficiales y suboficiales) y como se compatibilizan los sistemas de turnos de las fuerzas, desde el Ministerio de Seguridad se dedican a intentar llevar calma a los uniformados.
Sobre el proyecto de ley que enviará el Ejecutivo, todavía no se conocen detalles, ni tampoco el momento específico en que buscará que se apruebe. Tampoco está definido el nombre de la nueva policía, aunque sería algo cercano a Policía de la Ciudad de Buenos Aires. “Hay 200 tipos estudiando el nombre”, exageró un asesor que conoce el paño.
Para avanzar con el traspaso, hay una comisión que se reúne cada diez días. Allí hay algunas quejas del macrismo porteño sobre el Gobierno nacional. Sostienen que las principales trabas las pone el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco. “Entregan 10 patrulleros y 5 están fundidos. Son cosas que no tendrían por qué pasar. Hay regateos incomprensibles”, graficó un dirigente macrista que participa de las conversaciones.
La comisión sigue discutiendo todo el traspaso de las propiedades y del sistema de liquidación de sueldos. En Nación están preocupados por la merma de policías. “Tenemos problemas porque nos ha quedado una fuerza un poco desbalanceada –señalaron en el Ministerio de Seguridad nacional–. Hay mucho personal administrativo y poca gente operativa para los crímenes federales. Lo vamos a ir nivelando en estos años”.
“Tenemos dos preocupaciones: una primera es que el traspaso se está haciendo bajo un nivel de oscurantismo preocupante, porque no está claro cómo se están unificando los mandos, quién tiene el control político de la fuerza y si la Metropolitana termina absorbiendo a la Federal. O, por el contrario, como suponemos, es la Federal, con sus vicios, la que absorbe en la práctica a la Metropolitana”, advirtió el legislador kirchnerista José Cruz Campagnoli.
“La Federal está tomando el control político de la nueva fuerza”, estimó el diputado de Nuevo Encuentro. “El ministro de Seguridad porteño tiene un papel exclusivamente formal. La Legislatura no puede discutir el tema, porque no están entregando información”, remarcó. “No han convocado a una comisión de la Legislatura. Hay un proceso de oscurantismo que asusta. Y la preocupación es que se va a generar de nuevo la Federal con sus viejas prácticas. Nos parece un retroceso brutal y sumamente grave”, indicó.
En tanto, la investigadora del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (Ilsed) e integrante de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip), María Sidonie Porterie, advirtió que “se debe tener presente el espíritu de la Ley de Seguridad Pública de la CABA, sancionada en 2008, fruto del consenso político obtenido en la Legislatura, en la que sobresale una policía con conducción civil, oficialidad única, dedicación exclusiva y control externo”. “Más allá de los problemas de implementación de la Metropolitana –señaló la cientista política– lo central es no perder de vista que es inviable replicar el modelo ineficaz, militarizado y corrupto de la Policía Federal”.
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