- Distintivos: Esta vez en el comando de campaña no se incursionó en el uso de pulseritas de colores para dividir a quienes eran periodistas, quienes eran candidatos de medio pelo y quienes eran dirigentes con acceso a las oficinas de Mauricio Macri. En su lugar utilizaron cómodos pins, que como todo en la campaña de 2007 eran de color amarillo chillón. Así, un pin pequeño identificaba a la tropa macrista de bajo vuelo, una credencial cuadrada que decía prensa señalaba a los más de 150 cronistas que pululaban por el enorme bunker y otras más pequeñas de “organización” con distintos motivos (un cuadradito, un triangulito) iban abriendo las puertas hasta llegar a la credencial que decía “acceso irrestricto”. Otro caso era el de los macristas que ocupan una banca y que ayer tuvieron chapa personalizada con la insignia “soy diputada” o “soy legislador”.

- Espejito, espejito: Entre las filas de PRO se comentó que su candidato ensayó el discurso de la victoria frente al espejo. De ser cierto, la emoción que ganó al líder de PRO no impidió que siguiera al pie de la letra lo estudiado. No se sabe si también practicó el paso de baile con Gabriela Michetti.

- Picada sin el anfitrión: Macri había prometido una picada para sus candidatos en el café que está enfrente de donde iba a votar, sobre Santa Fe y Scalabrini Ortiz. Pero el lugar terminó plagado de periodistas y simpatizantes que lo acompañaron en franco descontrol hasta el lugar de votación, dejando atrás mesas movidas y comensales enojados. En los vidrios, pegaban la nariz varios curiosos en busca de un autógrafo del presidente de Boca. Una anciana, de porte paquete, desentonó con los fans y el aplauso general al gritarle: “¡Devolvé la plata que te llevaste! ¡A éste lo trajo Menem! ¡Ustedes no tienen memoria!”. La señora fue abucheada por algunos de los vecinos. “Andate, que acá somos todos de Boca”, le espetó uno, sin que llegase a mayores. Macri salió de votar y escapó raudo en un auto preparado para la ocasión. ¿Y la picada? Finalmente, sus acompañantes la comieron con fruición. Pero sin Macri.