“La idea de que desarrollar un producto sustentable es más caro se puede desmitificar.” Con esa premisa, un grupo de diseñadores organiza una muestra de objetos desarrollados con criterio ambiental, ya sea porque utilizan materiales reciclados o biodegradables, están pensados para ser producidos por organizaciones sociales, cooperativas o desempleados, no utilizan en su confección productos tóxicos o contribuyen al ahorro de energía. La muestra, que se complementa con una serie de talleres y charlas, para todo público, se desarrollará a partir de hoy y hasta el martes, inclusive, en el Jardín Botánico porteño.

Un bolso realizado con un entretejido de flejes usados para empacar cajones de verduras y frutas puede encuadrar en la categoría “reúso”, una de las siete estrategias planteadas por los organizadores para clasificar el material en exposición. Pero un banco para jardín, hecho de trozos de eucaliptos, retazos de aserraderos encastrados y encolados de manera tal que los tirantes no tengan nudos, se clasifican como “reciclado”.

Las categorías, en realidad, no son más que eso y en algunos casos tienen cierto grado de arbitrariedad, que provoca diferencias entre los propios organizadores. Un lapicero con entretejidos de bordes de telas ¿es reciclado o reúso? El debate hasta puede dar origen a un juego de deducciones para el visitante.

En la muestra se exhiben unos 90 artículos, algunos diseñados por autores de renombre, como Martín Churba, Alejandro Sarmiento, Silvina Romero, Xcruza o Nadinez. Otros por recién llegados al mundo de diseño y hasta estudiantes que exhiben en público un trabajo final para una materia de la facultad.

La mujer que use la blusa tejida con hilo de madera, que se exhibe en la muestra, no necesitará perfume: la prenda lleva puesto el olor dulce de las carpinterías, a pesar del teñido, con tinturas naturales provenientes de raíces. “Esta se incluye en la estrategia de biodegradables, ya que la materia prima puede terminar en la tierra sin contaminar”, explica Rodrigo Valdivielso, diseñador industrial e integrante de Sustentable, Diseño y Ecología, la organización que promueve la muestra.

Rodrigo frota entre sus manos y hace girar un tubo de aluminio, de la misma manera en que el hombre primitivo hizo con la madera para conseguir fuego. Pero lo que obtiene es luz o, mejor dicho, carga una batería con electricidad estática, que alimenta una linterna de leds, esas pequeñas luminarias de bajísimo consumo. “Cinco minutos de frotación rinden una hora de iluminación”, calcula Rodrigo. El trabajo fue realizado por estudiantes de Diseño de la UBA. La linterna se incluye en la estrategia “energía”, ya que sus productos apuntan al ahorro de ese recurso. Como ocurre con la estufa de hierro y ladrillos refractarios, una minisalamandra que aprovecha mejor el calor y que en lugar de madera consume biomasa, bloques de aserrín comprimido. O la cocina solar portátil, con la que se hornearon los brownies que los invitados a la inauguración probaron ayer.

“Nuestra idea es difundir las posibilidades del diseño de otra manera, con conciencia ambiental. Por eso mostramos estrategias de diseño sustentable implementadas por diseñadores, empresas y organizaciones”, define Ana Lisa Alperovich, ecodiseñadora graduada en la Goldsmith Univertity de Londres e integrante de la organización.

Entre las estrategias contempladas se encuentra la social: aquella que incluye a actores sociales en su proceso de producción. La propuesta emblemática de este rubro es el guardapolvo diseñado por Martín Churba (autor de los estampados que se muestran en la foto) y producido por la Cooperativa La Juanita, de La Matanza, un producto que ha despertado interés internacional.

Otros objetos de interés son los sillones hechos con restos de caucho proveniente de neumáticos, o una colorida bola de retazos de tela, con corazón de botellas, que se utiliza como puff.

La muestra se realiza entre las 11 y las 19 en la casona de Carlos Thays, en el Botánico. Pueden encontrarse más detalles en www.di seniosustentable.org.