Domingo, 9 de julio de 2006 | Hoy
DEPORTES › ITALIA Y FRANCIA DEFINEN EL MUNDIAL EN BERLIN
Con el arbitraje del argentino Horacio Elizondo, los italianos irán en busca de su cuarto título y los franceses tratarán de repetir lo conseguido en 1998.
Por Juan José Panno
Desde Alemania
Cuando Cambiasso pateó el penal a las manos de Lehmann, rápido para los mandados, un colega cordobés de La Voz del Interior, uno de esos que bien podría haber trabajado en la revista Hortensia, dijo en un tono entre resignado y burlón: “Vamos Elizondo, todavía; sos nuestra única esperanza”. Se dio porque Horacio Elizondo dirigirá la final, secundado por los compatriotas Rodolfo Otero y Darío García. No serán los únicos, también estarán Mauro Camoranesi, en el equipo titular de Italia, y David Trezeguet, en el banco de suplentes de Francia. Cinco argentinos en total, aunque no son éstos los que todo el país deseaba ver en el estadio de Berlín en la final del Mundial, a las tres de la tarde.
No está Argentina porque no cruzó la barrera de los penales contra Alemania y se quedó a mitad de camino; no está Brasil, el gran candidato de la cátedra; no está Alemania que pagaba 1.10 por su condición de local con todo lo que ello implica; están contra la mayoría de los pronósticos, Italia y Francia. Y uno de los dos se quedará con toda la gloria.
Los italianos llegaron al Mundial, salpicados por la corrupción en las apuestas que harán que casi la mitad del plantel se quede sin un club donde jugar cuando se acabe la Copa del Mundo. Los franceses llegaron al torneo golpeados por las duras críticas de quienes pedían renovación. La base del campeón de 1998 no había pasado de la primera ronda en Corea/Japón y se pensaba que tampoco funcionaría en este campeonato. Pero ahí están los viejitos (28,7 años de promedio), orgullosamente plantados en el partido final después de haber barrido a España en octavos (3-1), a Brasil en cuartos (1-0) y a Portugal en la semifinal (1-0).
La escuadra azzurra fluctuó entre un juego más ofensivo que el histórico (partido contra Ghana, alargue de la semifinal contra Alemania) y el conservadurismo clásico (primer tiempo contra República Checa, partido contra Australia) y en ese zigzag alcanzó una nueva final en Copas del Mundo. Como en el ’34, ’38, ’70, ’82 y ’94.
¿Quién llega mejor parado a la final? No es una pregunta de respuesta sencilla. Aparentemente Italia es un poco más como equipo (consiguió 11 goles marcados por 10 jugadores diferentes; no es un dato menor), pero Francia lo tiene a Zidane que se perfila como el mejor jugador del certamen y puede marcar diferencias en cualquier momento y también lo tiene a Henry, un goleador de estirpe. Italia lo tiene a Buffon, el mejor arquero de todos, y Francia a Barthez, que mete miedo con algunos errores, pero también ha tenido algunas atajadas estupendas.
Francia llega con un día menos de descanso porque jugó la semifinal el miércoles, pero Italia, aunque disputó su partido de semifinal el martes, tuvo que hacer un esfuerzo extra en los 30 minutos de alargue. A propósito vale este dato: todos los equipos que tuvieron que jugar media hora adicional perdieron en el partido siguiente. Ucrania le ganó por penales a Suiza y luego perdió con Italia; Argentina derrotó en tiempo extra a México y en el encuentro posterior no pudo con Alemania; Alemania jugó alargue con Argentina y cayó con Italia, y Portugal superó por penales a Inglaterra y después fue vencido por Francia. ¿Podrán cortar la serie los italianos?
Seguramente se va a dar un partido tenso, caliente, de pelota asegurada, de marca asfixiante del medio hacia atrás y tendrá la vibración propia de esta clase de choques por lo mucho que hay en juego.
Los dos tienen las mejores defensas del campeonato, al punto que los italianos sólo recibieron un gol (Zaccardo en contra, ante Estados Unidos, en una jugada desgraciada que le costó el puesto) y los franceses dos (uno de ellos de penal).
Sagnol, Thuram, Gallas y Abidal constituyen un bloque sólido que se hace aún más fuerte con el aporte de Makelele y Vieira, parados delante de lalínea final. No es fácil atravesar esa muralla ni con el juego aéreo ni por debajo porque dejan poco espacios. Si sube Sagnol, Thuram se tira hacia su antiguo puesto y releva. Pero no se va a repetir mucho en las subidas el marcador francés; Domenech le dará órdenes de pasar al ataque sólo cuando la vea muy clarita. Italia va a jugar con un solo delantero: Luca Toni, pero en cualquier momento se suman al ataque Totti y Camoranesi. El crack de la Roma, que llegó al Mundial después de una fractura en el tobillo derecho, no ha jugado bien más que en algunos pasajes aislados, pero su presencia es necesaria por lo que representa dentro del plantel y por su extraordinaria pegada. La forma en que pateó el penal ante Australia, bajó una tremenda presión, justifica que se lo tenga en cuenta. La variante posible es que juegue Del Piero, pero sólo una vez actuó como titular y en realidad respondió mejor entrando en los últimos minutos.
Descartado Nesta (no llegó en su recuperación), la línea de fondo de Italia quedará conformada con Zambrotta, Cannavaro (cumplirá 100 partidos) Materazzi y Grosso. Delante de ellos, Gatusso y Pirlo por el medio, Camoranesi por la derecha y Perrotta por la izquierda. Los del medio se van a alternar para ahogar a Zidane, la mayor usina generadora de juego del rival. A los franceses le quedarán como alternativa las locas corridas de Ribery o algún aporte de Malouda, además de Henry, claro.
Se va a plantear como una partida de ajedrez, como si los dos jugaran con negras dejándole en principio la salida al rival. Por un lado practicarán la Defensa Francesa. Por el otro, la Defensa Siciliana. Van a estudiar cada movimiento, van a pensársela dos veces antes de cualquier jugada audaz, van a explotar cada flanco débil. Saben que un gol puede ser jaque mate.
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