Se están convirtiendo en un clásico de estos tiempos. Son los actos masivos con dos presidentes, Néstor Kirchner y el mandatario de algún país vecino, compartiendo tribuna en el conurbano. Generalmente, la visita del extranjero se produce en el momento más álgido de la campaña electoral en su país. Así fue con Evo Morales, quien compartió con Kirchner un acto en Hurlingham. Evo se encontraba en la recta final de la campaña por la Asamblea Constituyente. Otro ejemplo fue la chilena Michelle Bachelet, aunque su asistencia al acto que el Gobierno le organizó en José C. Paz se concretó diez días después de su asunción como presidenta. Ahora parece llegar el turno del hermano mayor de la región: Brasil. Como falta poco para las elecciones presidenciales que definirán si Lula gana un segundo mandato, el kirchnerismo quiere aportar su granito de arena. El viernes, un grupo de dirigentes le propuso al secretario general del PT, Raúl Pont, organizar un acto en un estadio de fútbol con 20 mil personas con Kirchner y Lula de oradores.

Ex alcalde de Porto Alegre y dirigente de la corriente interna Democracia Socialista, una fracción que supo ser crítica del espacio mayoritario que controló el PT desde su fundación, Pont vino a descansar unos días a Buenos Aires. Cuando su visita llegó a oídos del oficialismo, no pasó mucho tiempo hasta que recibió un convite. Un grupo de dirigentes kirchneristas lo invitó a cenar. Sus anfitriones sabían que se trataba de un dirigente muy importante de la política brasileña, y mucho más en este momento político: Pont encabeza el ala izquierda del PT que decidió permanecer dentro de sus filas y no sumarse al Partido Socialismo y Libertad (PSOL).

Esa agrupación fue fundada por los afiliados que se fueron del PT luego de que estallaran los escándalos de corrupción por el financiamiento partidario. Entre ellos estuvo la senadora Heloísa Helena, hoy candidata presidencial del PSOL. Según las últimas encuestas de intención de voto que circulan en Brasil, Helena se está convirtiendo en una candidata determinante para el resultado de la elección. “Ya está en el 10% de los votos. Eso impedirá que Lula gane en la primera vuelta”, explicó el propio Pont durante la cena. Sus interlocutores escucharon el panorama con inquietud. La comida se realizó en un club de la calle Ricardo Rojas al 400 alquilado con anticipación.

Los kirchneristas comprendieron bien rápido por qué el ascenso de Helena es una de las principales preocupaciones del PT. En la mesa estaban dos diputados del Frente para la Victoria, Francisco Gutiérrez y Edgardo Depetri; el ex intendente de Avellaneda Oscar Laborde; el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks; el vicejefe de Gabinete bonaerense y jefe del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, y el dirigente de Libres del Sur, Humberto Tumini. Tras escuchar el diagnóstico de Pont, Depetri le planteó que las organizaciones sociales K podían organizar un acto masivo en un estadio de fútbol porteño para que Lula hiciera un discurso de campaña acompañado por Kirchner. “Podemos garantizar 25 mil personas”, adelantó. Pont se mostró muy interesado y dijo que le llevaría la propuesta a Lula.

La charla prosiguió con un repaso de la cumbre del Mercosur. El balance dejó al descubierto una línea de análisis que comenzó a ganar fuerza en Córdoba. “Tenemos que reforzar políticamente el eje Lula-Kirchner. Algunos piensan que la vanguardia en la región está representada por Chávez, Evo y Fidel. Se olvidan de que si pierde Lula y en Brasil asume Gerardo Alckmin se termina el Mercosur”, argumentó uno de los presentes. El argumento tuvo bastante eco. Eso demostró lo que muchos ya sabían antes de empezar la comida: que la idea de hacer un acto conjunto con Lula y Kirchner no respondía sólo a las urgencias del ex obrero metalúrgico de San Pablo.