Este noveno Encuentro de Formación Católica dura cuatro días y tiene un aire festivo que no es de rutina. Por ejemplo, habrá una suerte de festival de música con el Ensamble Marion, el coro Cantate Domino y el conjunto instrumental Canticum Novum tocando música medieval, y un espacio folklórico con el grupo de danzas Quimei. La actividad no es gratuita y una habitación con baño privado cuesta 200 pesos, una común 160 y un espacio cubierto para la carpa 80. Las tarifas incluyen pensión completa, “asado de camaradería”, acceso a todas las actividades y servicio de guardería.

El invitado de honor de este año es Ennio Innocenti, un sacerdote y teólogo italiano que vive dando conferencias similares en círculos también similares de su país. Por aquí hablará de “la gnosis como llave interpretativa de la Revolución” y “la posibilidad de una fundación católica de la estética”. En similar vena filosófica, Mario Caponnetto hablará de “la belleza, esplendor del Ser” y Alberto Caturelli, veterano de estos encuentros, sobre “el misterio de la iniquidad en la cultura contemporánea”. Otro que repite apariciones es Hugo Verdera, considerado un moderado en estos círculos, que hablará sobre Gramsci, nada menos, y que en encuentros pasados habló de las ideas de ese pilar del antisemitismo argentino, el padre Julio Meinvielle. Antonio Caponnetto sorprende con el tema de su conferencia, “poesía, belleza y misterio de la infancia”, mientras que el veterano de Tradición, Familia y Propiedad Martín Viano participa con Palacios Hardy de una mesa sobre “Verdad, mentira y apariencia en los medios masivos de comunicación”.

Dos figuras repetidas en el encuentro de este año son los padres Ramiro y Alfredo Sáenz, tío y sobrino, dos muy activos militantes nacionalistas católicos. Alfredo, que es jesuita, suele hablar ante la asociación de Abogados Católicos y tiene el sí fácil para oficiar misa para los grupos más cerrados del fascismo local. Por ejemplo, en 2004 estuvo frente al altar de Santo Domingo para la misa en memoria de la Reconquista organizada por los Centros Cívicos nucleados alrededor de la revista Patria Argentina. Esta revista, joyita dirigida por el teniente coronel retirado Santiago Roque Alonso, fue fundada en 1984 por Federico Ibarguren y por Elías Z. Rafiaa, que hoy figura como director emérito. En el staff de Patria Argentina se sique homenajeando a Walter Beveraggi Allende, el inventor del Plan Andinia y furibundo antisemita, como “colaborador in memoriam”. El otro padre Sáenz tiene costumbres más apacibles y se dedica a temas de actualidad, como escribir un libro contra el Código Da Vinci, esa herejía, que le publicó una editorial con el pintoresco nombre de Narnia y que tiene sede en Godoy Cruz, Mendoza.

El tercer sacerdote presente en el Encuentro de este año es Ignacio Andereggen, considerado un teólogo, que hablará sobre formas de contemplación y vida activa. Marcelo González, que no es sacerdote, hablará sobre “Teología de la Liberación y periodismo ¿católico?”, tema muy de la interna ya que es columnista regular de la revista lefebrista Panorama Católico Internacional, la más regular y mejor financiada del sector en Argentina.

Como el tema pasa por el arte y la belleza, habrá varias ponencias literarias. Jorge Ferro hablará sobre Tolkien y Lewis, Enrique Díaz Araujo –un seguidor de los hermanos Irazusta– sobre los libros de la subversión marxista, Alicia Sarmiento sobre el agotamiento de las formas poéticas y el desconstructivismo, y Eduardo Allegri sobre las edades de la vida y los géneros literarios.

Otro que esta vez parece hablar de cultura es Guillermo Rojas, cuya ponencia se titula “La Escuela de Frankfurt y la contracultura”, pero cuya especialidad real es defender la represión durante la dictadura. Rojas es autor de 30.000 desaparecidos, realidad, mito y dogma, un libro que le publicó hace tres años la misma librería Santiago Apóstol que nuclea a los San Bernardos. El libro tiene, claro, prólogo de Antonio Caponnetto y fue presentado en octubre de 2003 en el Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas, un palacete en Quintana 161. En la misma vena, Rojas publicó después Años de terror y pólvora: el proyecto cubano en Argentina.