–Usted fue jueza en La Haya, conoce los criterios de sus tribunales. ¿Cómo interpretó el fallo de la Corte Internacional, que permitió que siga la construcción de las papeleras?

–Yo pensaba que iba a pasar lo que pasó. La Corte es muy estricta en la cuestión de las pruebas. No funciona con discursos. No alcanza con decir que las papeleras van a contaminar. Hay que ir con pruebas concretas, y no las teníamos. Lo que sabemos es que los estudios no han sido realizados con seriedad, pero también sabemos, y lo sabe la Corte, que la empresa finlandesa (Botnia) tiene obligación de tener los últimos sistemas aprobados por la Unión Europea, como los que reducen a un mínimo aceptable la contaminación.

–El Gobierno intentó una lectura positiva del fallo, puso el acento en que todavía puede ganar. ¿Es así?

–El día de mañana puede ganar la cuestión de fondo. Pero va a tener que llevar buenas pruebas. Argentina planteó la violación del Estatuto del río Uruguay, pero tengo dudas de que pueda fundar eso. Uruguay dice que avisó sobre la construcción de las plantas, Argentina dice que no. Hay que ver qué es lo que puede documentar cada uno.