–Esta Corte viene marcando la agenda pública con varios fallos, como el de la contaminación del Riachuelo, o el hacinamiento en las cárceles bonaerenses. ¿Es por el déficit de otros poderes?

–Lo del Riachuelo está hace mucho en la agenda, nosotros actuamos si nos traen un juicio. Hay una creencia de que cuando sale una ley la Corte va a decidir si es constitucional. Eso puede ser así en algunos tribunales europeos, que son consultados antes de que salga una norma, pero nosotros analizamos causas. La del Riachuelo estuvo mucho tiempo en la Procuración, como dos años. Recién cuando tenemos un expediente les podemos exigir a los demás poderes. En este caso, que digan cuál es su plan de saneamiento, qué hicieron hasta ahora. Hay toda una responsabilidad de la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires y el Estado nacional por los efectos dañinos de la faltas de control, las faltas de inspección y de multas, o de tener multas irrisorias. Hay basurales al aire libre y no hay sistema de cloacas. El Riachuelo se usa como basurero. Habrá que averiguar también con el préstamo que hizo el BID para sanear la cuenca.

–¿La Corte puede obligar a las empresas a pagar indemnizaciones?

–No en cuanto a los daños individuales, pero sí se les puede ordenar a pagar una indemnización en relación con el daño colectivo, ambiental. Las demandas individuales las mandamos a juzgados de primera instancia, la Corte no tiene infraestructura para producir la prueba. Acá hay muy poca práctica de pensar en los daños ambientales, recién ahora hay un poco más de conciencia ecológica.

–¿Influyó la protesta social por las papeleras?

–No creo. Me parece que, como todas las cosas, necesitó su tiempo de maduración. Ahora es una preocupación mundial. Las cosas nos llegan más o menos rápido, pero llegan.